Chapter 15: Capítulo 15
Al terminar de limpiar el objetivo di una última revisión general para saber si el problema con el enfoque se había arreglado.
En realidad, no hice mucho porque la cámara nunca mostró signos de tener un gran problema que necesitase la intervención de un técnico, lo único que impedía a la cámara enfocar no era más que el mal mantenimiento que los del club tenían con las cámaras. Al haber polvo entre el objetivo y el sensor las fotos que tomaba obviamente salían desenfocadas.
No obstante, al ser el objetivo lo que protege hasta cierto punto al sensor, una de las partes mas importantes y delicadas de la cámara, manipularlo sin cuidado puede dañar al sensor de manera irreparable.
Es muy probable que eso haya sido la razón detrás del enojo de Matsuda.
Lo bueno es que por ahora toda parece estar funcionando correctamente, no me hubiera gustado malograr la nueva cámara que acaban de comprar.
Puse todo en su lugar correspondiente antes de guardar la cámara en su estuche me recosté en los escalones.
Todavía seguía pensando en la nota de ayer y sobre todo el símbolo rojo.
No mentiré, creo tener una vaga idea de a quién puede pertenecer la estrella de cinco puntas.
¿Quiero decir a que otro ser un ser humano podría invocar con un patrón carmesí?
Literalmente ese es el color predilecto para los demonios.
Pero si, desde hace un rato he estado pensando de a quién podría pertenecer un símbolo con una estrella de cinco puntas de color rojo. ¿A quién más podría pertenecer? A nadie.
Además, no es tan descabellado pensar que les pertenece a ellos.
¿Digo, acaso un ángel caído no quiso matarme ya?
La aparición de algún demonio en este momento no es nada raro. Si dejamos el sentido común de lado, claro está.
El único problema que tengo frente a esta hipótesis es, ¿por qué? ¿Por qué ellos se pudieron en contacto conmigo?
Al igual que el ángel caído lo más eficaz hubiese sido que apareciesen de frente, en lugar de dejarme un círculo de invocación.
¿Quieren que yo los invoque? ¿Que ganan con eso? ¿Mi alma?
Muy probablemente ese sea el caso, y también es la razón del porque no los he invocado ni he sacado la nota de mi inventario.
Quiero seguir conservando mi alma, aunque sea por un poco más de tiempo.
No obstante, también sé muy bien que, si alguno viene a por mí, como lo hiso el ángel, no tendré ninguna oportunidad.
En la biblia los demonios son el mal encarnado.
¡Ellos en lugar de jugar con mi cuerpo lo harán con mi alma! ¡Son mucho peores que los ángeles caídos!
Un leve escalofrío recorrió por mi columna vertebral.
¡Este sentimiento!
Reconocí el sentimiento de estar siendo observado y me levanté rápidamente de las escaleras buscando a quien podría estar acechándome.
Sin embargo, no encontré a nadie en las cercanías.
¿Habrá sido mi imaginación?
Creo que he estado reaccionando de sobre manera. Durante todo el día no he dejado de estar alerta, quizás el estrés que conlleva no poder relajarte un poco he está jugando una mala pasada.
Dejé caer mi cuerpo nuevamente en los escalones.
Y vi a una mujer que descansaba su brazo en el alféizar de la ventana.
Espera ella es…
Rias Gremory.
Su característico cabello carmesí estaba suelto, y sus ojos azules se encontraron con los míos. En palabras de los tres pervertidos, la mujer más bella de la academia, sin embargo, también la más discreta.
De ella no se sabe mucho, solo circula el rumor de que ella nació en algún país de Europa del norte.
Además de que siempre ser el centro de atención por donde vaya.
…
Dejé la cámara en el salón del club como me lo había dicho Matsuda.
Todo estaba oscuro para cuando salí del club, lo que significaba que pronto la academia cerraría.
— ¿Diablos hasta la biblioteca ya está cerrada, y ahora que hago?
En verdad quería leer los libros que me faltaban.
Con un profundo pesar no tuve otra opción más que dejar lo que tenía planeado para otro día.
En mi camino de regreso, por la hora que era, evité mi ruta habitual.
Había sido una noche oscura al igual que esta cuando el ángel apareció, y el miedo que regresa a mi después de recordar las cosas que sucedieron me hace ser renuente a caminar por el mismo sitio.
Además, con la nota que encontré ayer el miedo ha incrementado un poco.
Quien sabe, un demonio salvaje puede salir de entre la oscuridad.
— ¡Voy a evitar tener otro encuentro con algún otro ser desconocido! —Dije con firmeza.
Aunque sabia que no importaba a donde me dirigiese, si algún ser como el ángel quisiese seguirme lo podría estar haciéndolo justo ahora y no podría saberlo.
Bien dijo el ángel de alas negras que me había estado siguiendo desde mi llegada a esta ciudad.
Mis palabras de ánimo son para apaciguar el miedo engendrado por el ángel.
No ha pasado mucho tiempo desde que conseguí al sistema, pero creo que todo esto es por su culpa sea directa o indirectamente.
En mi prolongada caminata a casa, el sistema respondió volvió ha hacer acto de presencia al mostrar una notificación.
[¡Ding!] [¡Nueva misión!]
[El primer paso] [Encuentra lo que atormenta a la ciudad desde las sombras.]
…
Con las calles envueltas en la penumbra de la noche extendiéndose ante mí no me quedo de otras más que seguir la marcha forzada que estuve obligado a realizar para poder completar la misión.
Tenía miedo, mucho miedo a una posible aparición de aquel ángel de alas negras que me ataco. Este miedo latente en mi corazón no estaba infundado, el verme indefenso ante un ser superior es un trago amargo, pero también fue un golpe de realidad.
Desde que obtuve al sistema la idea de que mi vida se hubiese estado convirtiendo en algo más parecido a un juego no pudo salir de ella.
Demostré esta dificultad en poder diferenciar la realidad con lo virtual en varios de mis pensamientos más profundos.
Medité sobre de si debía seguir con la misión o detenerme y desistir mientras caminaba por las oscuras calles.
A estas horas la ciudad mantenía un silencio inquietante. Tuve la ligera sospecha de que todos los seres vivos se habían escondido de los horrores que aguardaban en la noche.
Para calmar mis nervios pensé en la misión.
La única pista que logré conseguir después de mucha investigación no era para nada valiosa. Sabía que posiblemente era el ángel caído quien atormentaba a la ciudad por cómo me atacó sin previo aviso, pero era posible también que quien estuviese atormentando a la ciudad fuese el ser desconocido que me salvó la noche anterior.
Lo poco que vi antes de escapar sugería que ese misterioso ente podría ser incluso más poderoso que el ángel caído. ¿Y entonces, ese ser podría ser el que atormenta a la ciudad?
Sin pistas claras de a quien buscaba me adentré en los recovecos menos poblados de la ciudad, un lugar que nunca antes había explorado.
Dos horas pasaron mientras mi mente trabajaba frenéticamente para encontrar otra pista. Era curioso pensar que quizás en alguna de todas las sombras que se proyectaban en las paredes la pista que tanto buscaba estuviese esperando ser encontrada.
Durante todo el tiempo transcurrido el miedo no disminuyó, aunque seguía caminando sin detenerme por la habilidad de refuerzo que poseía. En ese entonces estaba seguro de que por si algo llegase a suceder esta habilidad me ayudaría a poder escapar como lo hiso la última vez.
Lamentablemente solo podía confiar en poder escapar si era un humano a quien buscaba por eso el miedo no desapreció.
Me mantuve caminando con la mayor cautela posible por algún tiempo más hasta escuchar como algo caía fuertemente.
Aquel sonido provino de uno de los tantos callejones apartados de la ciudad que estuve evitando entrar, pero ahora se me era imposible no ir.
[Ding!] [Recomendación: Escóndete en las sombras.]
El sistema desplego una tarjeta de notificación azul indicándome que me apegara en las sombras de las paredes para esconderme. Era la primera vez que una tarjeta como esa aparecía ante mis ojos, sin embargo, no hice ninguna pregunta.
Anduve con la espalda pegada a la pared como el sistema me recomendaba tratando de no hacer ningún ruido. Al acercarme lo suficiente el final del callejón se pudo ver claramente por una única farola.
Bajo la iluminación de la farola alguien se encontraba retorciéndose en el suelo.
La persona se encontraba herida a la altura de su estómago, yo lo podía ver claramente desde donde me encontraba.
Inconscientemente me apresuré hacia la persona herida.
Y cuando estaba casi por llegar a donde la luz emitida de la farola amenguaba la oscuridad de las sombras una fuerte risa en la lejanía me detuvo.
— Es muy divertido que sigan mandando a su gente a morir. Esperaré con ansias al siguiente.
Me asusté al escuchar esas palabras.
¿Había alguien más?
Tragué saliva mientras el sudor corría por mi frente.
Quien habló podría ser aquel a quien buscaba, pero no sabía en donde se encontraba.
Lo busqué con la mirada rezando que sus palabras no se estuvieran dirigiéndose a mí.
Al no verlo me acerqué revisando todos los lugares en donde podría estar escondiéndose. Tenía miedo de ser atacado por sorpresa, no obstante, mi obstinación por ayudar a los demás me impidió mantenerme en la sombra.
Llegué hasta el hombre malherido indicándole con la mano que no hiciese ningún ruido. Él al verme se mostró agradecido, aunque desconcertado.
Le hice algunas señas para que me pudiese dejar ver como estaba su herida. Él lo hiso, aparató sus manos que intentaban tapar un gran corte en su estómago.
En palabras sencillas, la herida era demasiado grande como para que yo pudiese hacer algo. Aun si no sé nada de medicina ver el gran corte en su abdomen me hiso saber que era necesario hacer una sutura para detener la hemorragia que él sufría.
"¿Sistema que hago?"
Mi ignorancia podía ser fatal para la vida del hombre, por eso mi única oportunidad era recurrir en los conocimientos del sistema.
No estaba seguro si recibiría su ayuda pues era probable que me pidiera algo a cambio o simplemente me ignorara aun así corrí el riesgo.
[Ding!] [El sistema no está autorizado en darle la información que pide. Sin embargo, si compra el kit de primeros auxilios de emergencia o el libro de primeros auxilios para principiantes podrá obtener dicha información.]
Leer la respuesta del sistema socavó la esperanza de poder contar con el sistema.
Bajé la cabeza con pesar tratando de no mostrar mi expresión al hombre mientras me sacaba rápidamente la chaqueta y la camisa.
Tomé mi camisa e inmediatamente hice presión con ella tratando de evitar que la sangre siguiese saliendo.
Casi en un susurro le hice algunas preguntas.
— ¿Puedes decirme tu nombre y quien te ha hecho esto?
Él luchaba por articular palabra, sin embargo, nunca dijo su nombre solo con su dedo señaló hacia un techo lejano. Allí, en lo alto de una casa de las casas la figura de un hombre se alejaba sin ninguna prisa.
Supuse que aquella figura era de quien le provocó la herida.
Yo no le di importancia. Estaba demasiado lejos como para que pudiera hacer algo y además él estaba de espaldas no podía verme a mí ni al hombre malherido.
En su lugar mis ojos se movieron por el interfaz del sistema intentando comprar el libro del que el sistema habló, pero una nueva tarjeta de notificación apareció cerrando la tienda.
[Ding!] [Misión actualizada.]
[Persiga al perpetrador del ataque.]
¿¡Qué, quieres que abandone a alguien herido!?
Enojado por las nuevas indicaciones del sistema lo ignoré. Había algo mucho más importante por hacer. Debía encontrar el apartado de libros en la tienda.
[Ding!] [Advertencia: De fracasar con alguna misión el usuario recibirá un castigo]
El sistema insistió que siguiera con la misión dejando una advertencia tajante.
Si yo no me movía algo me iba a ocurrir.
Era la primera vez que una advertencia como esa era dada por el sistema. El recuadro rojo de la advertencia logró hacerme por un momento dudar en lo que debía hacer.
Abandonar a su suerte a alguien herido de gravedad o atenderme a las consecuencias de no obedecer al sistema.
Dos opciones, una sola respuesta.
Yo escogí la segunda.
Me mantuve presionando mi camisa contra la herida del hombre volviendo a buscar por la tienda el libro de primeros auxilios.
El sonido de una pequeña detonación se oyó en la lejanía.
No le presté atención a ese sonido, al menos no por ese breve momento, me encontraba demasiado concentrado en poder comprar el libro como para pensar en lo que iba a ocurrir.
Mi cuerpo sufrió un golpe en la altura del hombre con la fuerza suficiente como para tirarme contra el suelo.
¡ARGH! ¿¡Qué diablos ha pasado!?
Traté de levantarme del suelo, pero uno de mis brazos se sentía demasiado débil como para poder moverlo.
Desconcertado miré mi brazo.
Nada parecía estar fuera de lo normal con excepción de la caída de un delgado hilo de sangre. Mis ojos buscaron la procedencia de la sangre, y lo encontraron en un pequeño orificio en mi hombro.
¿¡Qué estás haciendo sistema!?
Sin dudarlo eché la culpa de mi herida al único ser que me amenazó.
[El sistema no ha hecho nada. Alguien más lo está atacando.]
Viendo con horror como la sangre seguía saliendo de la herida escuché un "YUJU". Dirigí la mirada al responsable de decir eso, y pude ver como la silueta que se suponía debía estar alejándose se encontraba quieta apuntándome con lo que parecía ser un arma.
La silueta al ver que lo estaba mirando me saludó con la mano inmediatamente cambió la dirección a donde estaba apuntando.
No me costó saber a quién iba a disparar.
[Desea continuar con la misión?]
[Si/No]
Me levanté del suelo y sin perder el tiempo trepé con la ayuda de mi único brazo que podía mover la pared más cercana.
No lo dejaría disparar.
Subí hasta los tejados con rapidez intentando poder atraparlo, pero sin la ayuda de uno de mis brazos para mantener el equilibrio no me acerqué lo suficientemente rápido.
Una segunda detonación se escuchó en la silenciosa noche.
No miré hacia a atrás en donde se encontraba el herido. Ya sabía que el disparo no había sido herrado.
— ¡Qué divertido es esto! Lamentablemente no tengo tiempo para perder, pronto llegara mi nueva asistente y necesito tener todo listo para darle una buena bienvenida. ¡Adiosito!
Después de decir esas palabras la silueta se fue alejando a una velocidad tan rápida que no podía seguirle el ritmo.
Al ver cómo se alejaba intenté activar la nueva habilidad para no perderlo, pero nada ocurrió.
Como último intento exigí al sistema activar la habilidad.
— ¡Sistema, activa la habilidad!
Corrí desesperadamente por los techos esperando que en algún momento pudiese activar el refuerzo físico, no obstante, nada sucedió.
— ¡Activa la nueva habilidad!
En una última suplica grité lleno de frustración y aun así la habilidad nunca se activó.
El viento silbaba a mi alrededor, y la figura se alejaba cada vez más y más.
Al final no pude activar la habilidad. Sé con certeza que de haber logrado activar la habilidad en ese momento hubiese podido alcanzar al sujeto, sin embargo, por mi ignorancia el sujeto logró escapar.
Cuando ya no pude ver la silueta en el horizonte me detuve.
Mis músculos ardían, y la adrenalina recorría mi cuerpo me hacía querer seguir la corriendo hacia donde por última vez pude verlo desafortunadamente mi cuerpo estaba en su límite.
A pesar de mis desesperados esfuerzos por alcanzarlo el responsable de herir al hombre escapó hacia las afueras de la ciudad.
Tomé el trago amargo de la frustración mientras regresaba por donde vine.
Ya no podía hacer nada. Lo único que me quedaba era regresar al callejón para ayudar en lo posible al herido, sin embargo, al llegar hasta el lugar el hombre herido ya casi no mostraba signos de vida.
La impotencia me envolvió al darme cuenta de que yo lo abandoné.
— Disculpa.
En ese preciso momento, con sus últimas fuerzas el hombre habló por última vez.
— No te disculpes muchacho... no tienes la culpa de nada... solo te pido que si ves a alguien vestido como yo... le entregues este rosario... que dios te bendiga...
El hombre no pudo decir todo lo que deseaba decir murió antes de poder hacerlo. Sin embargo, el rosario de plata manchado por sangre fue algo que logró darme.
Lo tenía en mi mano y frente a mis ojos podía ver una notificación.
[Objetos encontrados: Crucifijo de plata.]
Con mucho remordimiento coloqué al rosario en una de las casillas de mi inventario.
Mis pensamientos quedaron suspendidos en la incertidumbre.
Comencé el camino de regreso con el recuerdo de la infructuosa persecución y el arrepentimiento de haber dejado morir a una persona.
Sin importar cuanto tiempo pasara esa muerte me iba a pesar en todo momento.
Aún más pesada se volvía la carga por la notificación del sistema que en lugar de tener escrito como objetos recibidos tenía escrito objetos encontrados.
El malestar se mezcló con la ira, formando un nudo en mi estómago. Saqué por un momento el crucifijito para por primera vez pensar en cuan frágil era la vida y cuan cruel era también la misma.
Fue en ese momento en el que me hice una promesa, no dejar que la persona detrás de esa figura quedara impune.