El mundo entre mundos.

Chapter 4: Capítulo 4



El libro "Arts" reposaba frente a mí, como un enigma en tapa dura. Aunque mi atención se centraba en las páginas llenas de letras y símbolos, mi mente aún giraba alrededor de la batalla reciente. Las heridas de la rata infernal punzaban con cada respiración, y la realidad de lo que acababa de pasar me costaba asimilar.

— Esto no puede ser real. ¿Cómo pude luchar contra una rata gigante en una enfermería? — murmuré, sintiendo la desconfianza arraigarse más profundo en mi ser.

Abrí el libro con mano temblorosa, buscando respuestas en sus páginas. Sin embargo, las páginas no eran las de un libro normal, eran paginas virtuales que se desplegaron como hologramas.

Decir que estuve asombrado por esa visión es poco, pero las letras en esas páginas virtuales eran un enigma que no podían aclarar mis dudas.

Entendía las palabras escritas en los hologramas, estaban escritas en el idioma que más dominaba, no obstante, quizás por el cansancio la fatiga y el arrepentimiento mi mente estaba demasiada nublada como para poder prestar la atención necesaria a este libro.

— ¿Qué significa todo esto? — dije en voz alta, buscando algún indicio de que esto era solo una alucinación o un sueño del que pronto despertaría.

La notificación de mis logros continuaba destellando frente a mí, insistiendo en que aceptara mi nueva realidad. Pero, incapaz de asimilar lo inverosímil, cerré el libro y lo puse sobre mis piernas con un movimiento torpe.

Las heridas en mi brazo me recordaban que había estado en un combate de supervivencia. En todo eso la violencia desmedida usada tomaba un papel importantísimo para mi autoevaluación.

De repente mi visión de distorsionó. Todos mis sentidos dejaron de funcionar por un momento antes de aparecer en un nuevo lugar.

No sabía en donde me encontraba, pero caminé por el largo pasillo blanco que se podía ver. Mis piernas se encontraban débiles por la falta del sentido de orientación y mis latidos resonaban en mi cabeza.

El tiempo se volvió en algo sin sentido mientras caminaba, y al cabo de quien sabe cuánto me encontré en una nueva sala, donde siluetas con gran notoriedad deambulaban o estaban absortas mirando un gran globo terráqueo casi transparente en el medio de la sala.

Ellos son como yo.

La idea de estar en la misma situación que aquellas figuras pintorescas fue desechada rápidamente al ver como todos ellos interactuaban con el entorno a su manera. Ninguno parecía estar tan desconcertados como yo.

Sorpresivamente la notificación del sistema seguía parpadeando, y aunque mi cuerpo clamaba por descanso, una curiosidad recién nacida me impulsó a seguir adelante.

Dejé atrás la sala para encontrar una nueva puerta en donde el lugar era una sala de entrenamiento. El lugar respondió antes mi presencia haciendo aparecer varios hologramas azules idénticos a la rata radioactiva.

Sin embargo, cuando estaban a punto de abalanzarse sobre mis ojos se nublaron. Mi cabeza empezó a dar vueltas y las imágenes holográficas parpadearon dejándome únicamente poder escuchar unos pasos haciendo eco en un pasillo distante.

— Esto es… — murmuré, sintiendo la habitación dar vueltas a mi alrededor.

Mis piernas temblaron, y me apoyé en una pared para mantenerme en pie. Las notificaciones seguían flotando frente a mí, pero con la visión borrosa la sensación de desmayo se apoderó de mí.

— No puede ser... — susurré, luchando contra la oscuridad que amenazaba con cerrarse sobre mí.

Mientras la sala de entrenamiento daba vueltas a mi alrededor, las luces se desvanecieron en destellos parpadeantes y los hologramas se deshicieron en fragmentos de luz. Mi mente, abrumada por la herida y la incredulidad, dejó de distinguir entre lo real y lo imaginario.

— No... puede ser — dije entre dientes, sintiendo que la realidad se deslizaba de mis manos como arena fina.

Mis ojos se cerraron con fuerza nuevamente por un tiempo indefinido. En ese momento de indeterminada duración mis sentidos regresaron a mi dejándome un alivio momentáneo antes de abrir los ojos.

Cuando lo hice, me encontré en un pasillo cercano a la enfermería, como si todo lo que acababa de experimentar hubiera sido una mera ilusión febril.

El dolor en mi brazo era más agudo que nunca, y mi cabeza parecía latir en sintonía con mi herida. Miré hacia mis piernas, donde el libro "Arts" seguía descansando sobre ellas.

Las notificaciones habían cesado dejando tras ellas un desconcierto infinito.

— ¿Qué diablos está pasando? — murmuré, luchando contra la marejada de confusión.

Mis piernas temblaron mientras intentaba levantarme, pero mis músculos se negaron a obedecer. Las luces del pasillo parpadeaban y las sombras intermitentes me dejaron teniendo la cabeza llena de preguntas caóticas.

De repente, una notificación parpadeó ante mis ojos:

[Condiciones físicas críticas. Se requiere descanso para la recuperación completa.]

La realidad se tambaleó a mi alrededor permitiendo que una oleada de desesperación se apoderara de mí.

Poco tiempo después pude dar algunos pasos con dificultad queriendo regresar devuelta a la enfermería, donde el ambiente de derrota reinaba.

— Esto no puede ser real. No puede ser — repetía para mí mismo, sintiendo el peso de mis acciones pasadas.

De un momento a otro el dolor se intensificó, la cabeza palpitaba, y cada respiración se convirtió en un esfuerzo abismal. Mis pasos tambaleantes me dirigieron a la enfermería queriendo muy dentro en mis adentros que todo esto haya sido solo una burda pesadilla.

Por la tarde la luz del día golpeó mis debilitados ojos cuando salí a la calle, pero incluso hasta ahora, mucho tiempo después del incidente, el sol parecía parpadear y distorsionarse. Me tambaleé hacia mi casa, guiado más por la memoria que por la percepción clara del entorno.

No sé cuánto tiempo me tomó llegar, había perdido la noción del tiempo hacía mucho tiempo, pero al llegar, me dejé caer en mi cama, sintiendo que el mundo giraba a mi alrededor. La notificación del sistema parpadeó una vez más:

[Descanso necesario para recuperación. Evitar actividad extenuante.]

Cerré los ojos, sintiendo cómo la oscuridad me envolvía. Mis heridas palpitaron con dolor, y la realidad se desvaneció en un sueño turbio y confuso. La última cosa que escuché fue la voz sintética que resonaba en mi mente.

[Descansando.]

El sueño se apoderó de mí, con una amalgama de imágenes distorsionadas y fragmentos de recuerdos que se desvanecían en la penumbra de mi mente. La sensación de dolor persistía, pero en este estado onírico, era un eco distante, una sombra de la agonía que había experimentado.

Desperté en mi habitación, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas entreabiertas.

Mi cuerpo aún se sentía pesado, pero el dolor había disminuido a un murmullo constante. Recordé la batalla con la rata infernal, el libro "Arts", y la extraña alucinación que había experimentado en la enfermería.

— ¿Fue todo un sueño? — murmuré para mí mismo, tocando con cautela mi brazo herido.

Las vendas estaban allí, pero el dolor era menos agudo. La notificación que había parpadeado en mi mente antes de dormir aún resonaba en mi conciencia:

[Descanso necesario para recuperación. Evitar actividad extenuante.]

Me puse de pie con precaución, sintiendo cómo la habitación oscilaba ligeramente a mi alrededor. Fui hacia el espejo, observando mi reflejo con ojos inquisitivos.

— ¿Fue todo un delirio? — me pregunté, pero la realidad de las heridas y las notificaciones aún se aferraba a mi mente.

El libro "Arts" se encontraba en mi mochila, como una pieza tangible de la extraña experiencia. Lo saqué y lo examiné, buscando pistas sobre su propósito y la realidad que se escondía detrás de él.

— Tal vez debería abrirlo y ver qué hay dentro — sugerí para mí mismo, pero la incertidumbre me frenó. ¿Qué consecuencias podrían surgir al abrir nuevamente el libro?

Antes de poder abrirlo una notificación parpadeó nuevamente.

[¡Ding!] [Abriendo estadísticas del usuario]

[Liam] [Nivel: 2.]

[Exp] [0/115]

[Recuperación física: 40%.]

La frialdad de las cifras me desconcertó. ¿Cómo podían traducir en números mi estado físico y las experiencias que había vivido?

Decidí guardar el libro en un cajón, posponiendo cualquier decisión al respecto. Mi mente necesitaba claridad, y enfrentarme a la realidad aún confusa no era la respuesta en ese momento.

El día transcurrió en un estupor intermitente, alternando entre periodos de descanso y breves momentos de reflexión. Las notificaciones continuaban apareciendo, recordándome que mi recuperación era un proceso gradual. 

Al atardecer, cuando las sombras se alargaban y el sol se retiraba, decidí salir a la calle. La brisa fresca acariciaba mi rostro, y la ciudad parecía moverse en un ritmo diferente. Mis pasos eran más seguros ahora, pero la sensación de incredulidad seguía pesando en mi mente.

La notificación flotó una vez más.

[Recuperación física: 60%. Actividades moderadas permitidas.] 


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