El mundo entre mundos.

Chapter 7: Capítulo 7



El resonar sutil de la puerta cerrándose se desvaneció en el silencio de mi hogar. La inquietud que tenía seguía siendo palpable, y mi mente, inmersa en pensamientos oscuros, trataba de desentrañar el enigma de la figura invisible que estuvo persiguiéndome.

Mi departamento era iluminado únicamente por una única fuente de luz que no lograba disipar mi actual miedo arraigado a la oscuridad.

¿Qué era lo que me había estado persiguiendo? Me hice esa pregunta tras lograr calmarme un poco.

Toda esta situación fue extraña, casi como si hubiese salido de una película de terror, pero cuando estuve sin ninguna oportunidad de escapar me encontré cara a cara con la nada.

Desde el principio nadie estuvo persiguiéndome, ¿porqué de que otra manera es posible justificar que una sombra se desvanezca de la nada?

También está el hecho de que el sistema, algo obsesionado con el progreso, no dijo nada acerca de todo lo que estuvo sucediendo. Recuerdo que solo apareció una de sus notificaciones diciendo que había entrado a una zona aislada, pero nada más que esas palabras.

Su mensaje de haber entrado a una zona aislada tiene un sinfín de interpretaciones que han estado apareciendo en mi cabeza.

¿El sistema sabía que me iba a confundir con su mensaje?

Todo es muy extraño.

Me quedé viendo por la ventana teniendo en la cabeza una ligera sospecha por lo ocurrido y el miedo de que vuelva a suceder.

La cortina me impedía ver hacia la calle con claridad, sin embargo, al poder ver la luz de las farolas a través de las cortinas no me importo.

Las pequeñas siluetas de los insectos atraídos por la fuente de luz eran visibles, ellos danzaban en círculos alrededor de las farolas sin darle importancia a las demás cosas a su alrededor.

Un comportamiento totalmente contrario al que tenía yo. Seguía estando agobiado por la extraña sensación de peligro.

Mantuve mi mirada fija a la calle por unos minutos más antes de irme a la cama sin llevar nada en el estómago. Yo únicamente quería descansar.

La mañana siguiente llego y como de costumbre tuve que ir a clases. De camino a la escuela mi cabeza dolió, mi sentido de la orientación fue perturbado y por un momento perdí el equilibrio haciéndome tambalear.

Me apoyé en la pared algunos segundos.

Mi corazón empezó a acelerarse, mi boca se secó y con un fuerte golpe en mi mejilla salí me obligué a recomponerme.

Debo asistir a clases sin importar la situación.

Retomé mi camino explorando las calles con la mirada para evitar cualquier tipo de sorpresa. El peligro sentido el día de ayer seguía fresco en mi cabeza, sin embargo, todo rastro de la presencia ha desaparecido.

Por el miedo mantuve en alerta máxima eliminando cualquier pensamiento que viniese a mi cabeza para evitar distraerme si por alguna razón la presencia volviese a aparecer.

El viento mañanero primaveral soplaba suavemente a esta hora de la mañana.

Todo parecía estar calmado hasta la aparición de uno de los recuadros del sistema.

[Ding!] [Se ha detectado el uso de magia sobre el usuario.]

Por la tarde regresé a mi cuarto sin ningún contratiempo.

El misterio de la presencia acechante seguía siendo eso, un misterio, que ahora podría atribuir a la magia.

…Todavía no puedo tomarme esto enserio.

Mientras caminaba por la mañana el sistema dijo que había sido víctima de algún tipo de magia, pero nada ocurrió.

Durante todo el día de hoy ningún suceso paranormal pasó. No, espera, si ocurrió algo anormal, ¡confirmé tener mis primeros amigos! Ambos son dos integrantes del club de foto, que a diferencia del calvo pervertido, apodo de mi compañero Matsuda, no son pervertidos. Al menos no tanto como Matsuda.

Me senté en la silla de mi escritorio con desgana.

A pesar de haber conseguido a mis primeros amigos mi cabeza no podía todavía olvidar el peligro que sentí ayer. ¿Qué puedo hacer? Sentado barajé varias posibilidades en mi cabeza, sobre lo de ayer, desde un posible acosador hasta que era seguido por alguna agencia gubernamental secreta.

Nada de esto tiene sentido.

Sin nada más que hacer tomé nota de todas mis ideas en uno de mis cuadernos, simplemente para no pasar por alto ninguna pista; organizando las ideas en un mapa mental.

Recordé todas las cosas hechas el día de hoy y las anoté como posibles pistas.

No soy alguien que le guste mucho los misterios, pero no me importo usar algo de mi tiempo libre para poder calmar un poco mi frustración. Creo que en realidad soy muy orgulloso.

Aunque en la esquina más alejada del mapa mental escribí: Paranoia.

Tuvo que pasar varios días para que la paranoia desaparezca.

Esos días fueron tranquilos, en donde únicamente tuve conversaciones durante las horas del almuerzo con mis nuevos amigos. Ambos eran adeptos a la fotografía y siempre llevaban unas cámaras colgando en sus cuellos, según lo que entendí, no podían separarse de sus cámaras para no perder ningún momento inolvidable.

"¿Nunca les pregunté esto antes, pero porque los dos siempre llevan cámaras consigo? Hasta donde yo sé eso no está permitido."

En el reglamento de la academia, por culpa del trio de pervertidos, se ha prohibido vehementemente el uso de aparatos fotográficos fuera de los clubes, salvo días festivos como el festival escolar.

"Mira Liam, nosotros somos diferentes a Matsuda, él es nuestro amigo y todo eso, pero por su culpa no hemos tenido ningún nuevo integrante desde que él entró al club."

"Así es, actualmente somos muy pocos integrantes en el club, y eso nos hace tener que tomar más fotos para poder completar las colecciones que pensamos presentar durante el festival escolar, por eso mismo siempre cargamos con nuestras cámaras, y también por qué siempre necesitamos de tu ayuda."

Tanto el presidente como el vicepresidente del club mostraron una expresión muy seria al decirme esas palabras.

¡Ah! ¡Por eso siempre sus cámaras necesitan ser limpiadas y revisadas!

"Me disculpo por el comportamiento inadecuado de mi compañero."

"Liam no te disculpes por nada."

Dejando de lado toda la conversación sobre las cámaras debo decir que estoy muy feliz de escuchar mis primeros amigos decir mi nombre sin honoríficos o usar únicamente mi apellido al hablarme, hasta hace pocos días ellos no podían decir mi nombre sin mostrar vergüenza era demasiado raro cuando hablábamos. Ahora por el contrario parece que se han acostumbrado.

Mi corazón palpitaba de alegría al saber que por fin había conseguido a un par de amigos al salir de la academia. Minutos después mi cabeza dolió nuevamente, pero solo por un momento.

El dolor es cada vez más frecuente.

Agité la cabeza para retomar la orientación y seguí caminando. Luego por razones desconocidas tuve una fuerte corazonada de que podría encontrar a la presencia que me había seguido hace varios días.

Se está escondiendo en alguna parte.

Me desvié de mi ruta habitual para buscar por todas partes hasta llegar a donde se estaba construyendo un edificio.

Tablas obstruían la vista al interior en construcción, sin embargo, pude ver como en la oscuridad una silueta se levantaba del suelo y empezaba a escalar los andamios.

¡Es ese!

Escalé la valla de seguridad con facilidad, después corrí por el terreno baldío antes de llegar al andamio. Alcé la mirada para ver en donde se encontraba la silueta, pero extrañamente esta ya se encontraba en la cima del edificio viéndome tranquilamente.

La luz del día apenas era lo suficiente fuerte como para poder ver difícilmente la silueta.

— ¿¡Quién eres!?

Grité al empezar a escalar por los andamios a la mayor velocidad que podía.

Al acercarme a la cima pude darme cuenta de que la silueta era en realidad un hombre vestido con gabardina y sombrero, pero extrañamente no se movía ni un centímetro de donde se encontraba. Mis dedos y brazos pronto comenzaron a cansarse de tanto esfuerzo que estaban haciendo para escalar, pero faltaba muy poco para alcanzarlo.

— No puedo detenerme ahora —me dije para darme fuerzas.

No mucho tiempo después llegué a la cima donde el hombre esperaba. Por un momento ambos nos vimos a los ojos, aunque yo no podía ver los suyos por culpa del sombrero. Mi corazón bombeo sangre a mis piernas para que empiece a correr.

Respiré hondo e intenté atraparlo en mi carrera, pero el hombre también corrió, dirigiéndose a la cornisa del edificio aun no acabado. Allí, antes de dejarse caer, él se dio la vuelta con una sonrisa en su cara provocándome a seguirlo si podía.

Estallé en ira cuando su cuerpo se dejó de ver. Mis piernas se apresuraron a moverse hasta la misma cornisa en donde el hombre se había tirado para seguirlo, pero cuando estaba a punto de tirarme también alguien jaló de mí.

Mi carrera al ser interrumpida me hiso perder el equilibrio y mi cuerpo se deslizó por suelo de concreto lleno de pequeñas imperfecciones.

— ¿¡Qué!?

En ese momento me di cuenta de lo que casi iba hacer.

Puse mis manos para detener a mi cuerpo justo antes de llegar a la cornisa. Quizás la rugosidad del suelo no terminado fue lo que me ayudo a detener mi cuerpo a pocos centímetros del vacío.

Mis nervios estallaron al ver lo lejos de que se encontraba el piso de donde me encontraba.

Mi corazón, que antes latía lleno de emoción, cambio su ritmo a uno de miedo.

¿Por qué estaba haciendo esto?

Temblando de miedo gateé lejos de la cornisa.

Sin poder controlar los temblores me toqué la cara, incrédulo por lo que casi acababa de hacer. Sin embargo, cuando retiré la palma de mi cara vi como un claro tinte carmesí la teñía.

— Mierda... —Dije al ver la sangre.

Finalmente, regresé a mi hogar, temeroso de que nuevamente los sentimientos que tanto me cuestan por oprimir tomasen de nueva cuenta el control de mis pensamientos, así como el de mi cuerpo.

[¡Ding!] [El usuario ha logrado eliminar la magia de confusión que se lanzó sobre él.]

[¡Ding!] [Ha obtenido 1 punto en resistencia mágica]


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